
31 Oct Todos damos lo que tenemos en el corazón
El ser humano se crea miles de expectativas sobre todo y sobre todos, desde pequeño tiene grandes deseos para satisfacerse a sí mismo, los cuales van desde la forma de recibir amor (no de darlo), las palabras que desea escuchar, y los bienes que desea recibir.
Es algo muy normal, pero que se va dañando poco a poco a partir de no recibir a cabalidad ese amor, esas palabras y esos bienes, por decir estas 3 cosas.
Desde niños esperamos de nuestros padres, hermanos y amigos, y de adultos seguimos esperando de nuevas personas que se van sumando a nuestras vidas; y tanto cuanto más esperamos de nuestra pareja.
Y es que el marco de nuestros valores va hacia dentro, como algo normal, porque así lo hemos aprendido y creído desde siempre, pero qué tal si le damos vuelta un poco, y tornamos esos valores también hacia afuera.
Esto no quiere decir desatendernos a nosotros mismos, sino dar un cambio de perspectiva a esas expectativas que al fin de cuentas laceran porque no podemos controlar a nada ni a nadie.
¿Es posible exigir amor? ¿Es posible exigir palabras de amor o consuelo, las más oportunas cuando estamos frente al dolor? Pues no! Y ese es el punto, la clave que nos dará libertad. ¿Por qué amarrarnos con una forma? ¿Por qué amarrarnos al deseo de cambiar al otro para que sea como yo quiero o “necesito”? Al final, no es sano.
Si queremos tener paz en nuestro corazón, que no significa tampoco dejar de sentir dolor o enojo alguna vez, pues somos humanos; vamos a darle vuelta a la perspectiva. Es que si yo quiero cambiar a las personas, ya me perdí, porque simplemente no lo voy a lograr.
Entonces, entendamos de dónde vienen esas conductas nuestras y de las otras personas, salgámonos de la escena y al final veremos carencias claras de unos y otros, y una vez las tenemos enfrente, vamos a comprender que no tiene sentido meter la cabeza y perder el tiempo en cómo hubiésemos querido que fuese tal o cual persona. Si no es, no es, y no hay que luchar, quizá nosotros tampoco cumplimos con las expectativas de las otras personas… y así el mundo nunca está en paz, y se mantiene con resentimientos y relaciones tóxicas.
Encontremos la paz para nuestro corazón dejando de juzgar y esperar tanto de las otras personas. Todos damos lo que tenemos en nuestro corazón, y ahí no hay vuelta de hoja!
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